Hay momentos que todo se pone del revés, todo se ve gris, se vuelve oscuro, estás triste, nada te llena. Da igual que aparentemente tengas una vida perfecta. Aparece la tormenta, el desencadenante puede ser cualquier cosa: un problema en el trabajo, estudios, discusión con la pareja, amigos, levantarte con el famoso pie izquierdo o simplemente la antesala de un gripazo que no hemos visto venir… se vuelve oscuro el horizonte. En otras ocasiones, si que hay una circunstancia más relevante que lo puede provocar, problemas que crean una desadaptación, un terremoto en nuestras vidas y que llevan a ese temido estado negativo: tristeza, desmotivación, desasosiego, apatía, miedo, angustia, baja autoestima.
Ojo!!, no estoy hablando de una depresión. Estoy hablando de una mala racha, unos días, una semana, algo que parece eterno pero es breve, no se mantiene en el tiempo, ni en intensidad, pero que nos genera malestar y más aún si nos fiamos de los “psicólogos” de nuestro entorno, que nos comentan lo mal que estamos y nos hacen el diagnóstico pertinaz: ansiedad, depresión… También nosotros mismos empezamos a cuestionar nuestro estado, ya que no es el habitual. Nos encontramos en un estado desagradable, molesto, inadecuado. Según nuestro propio criterio, como algo muy grave, porque nos asustamos al encontrarnos más de mediodía cabizbajos.
Cómo manejar estas épocas:
1. Aceptación: aceptemos estos cambios como algo normal dentro del discurrir de nuestras vidas. No siempre vamos a estar bien, no pasa nada, no luches contra ello. Tampoco te acomodes en ese estado, te victimices, que mal estoy: No paso por mi mejor momento pero puedo funcionar, este es el mensaje que puedes darte.
2. Es pasajero: no va a ser definitivo, no te vas a quedar anclado de por vida en este estado. Cuanta menos importancia le des, antes pasará.
3. No estés todo el día autoobservandote: tenemos la costumbre en esos momentos de analizarnos a cada instante. Ya sabes que estás mal, no va a cambiar de un minuto para otro y recordarlo constantemente solo conduce a angustiarte y por tanto a sumirte más en él.
4. Entiende como funciona: los estados o emciones desagradables son cansandos, pesimistas, nos cuestionan, critícan… no te identifiques con lo que en este moemnto te están diciendo, porque ese no eres tú, date cuenta que es un síntoma de ese estado, no le des bola, ignora lo que dice.
5. No pienses: como consecuencia del punto anterior, no entres a valorar tu vida, a intentar encontrar solución a todos los problemas de la misma. Deja que la mente se calme, que el estado vaya pasando y entonces desde la tranquilidad, ya buscarás soluciones. Es como si con 39º de fiebre quieres correr una maratón.
6. Centrate en el presente y actúa: obligate a no dar vueltas a tu pasado, mucho menos al futuro, centrate en las actividades de tu día a día, no pares aunque no estés motivado o te encuentres cansado, dentro del estado en el que estás intenta funcionar, haz cosas. Vale que no vas a ser el más conversador, ni el más chistoso o con más brio pero actúa.
Y sobretodo ten presente, esto también pasará!. Y si no eres capaz de manejarlo, pide ayuda a un especialista. En serio no pasa nada, eres igual de Válida/o!.
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